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01/06/2025

Felipe Pigna: “No deberíamos perder la idea de Argentina como potencia cultural”

Fuente: telam

El historiador, que acaba de publicar su primera novela, “Conspiración en Londres”, conversó con Infobae Cultura sobre su obra y el presente. “Se puede reconstruir después del vendaval”, asegura

>“No, no cambié de camino. Simplemente me quería dar una pausa”, dice Felipe Pigna, con su rostro en el centro de la videollamada y una biblioteca de madera al fondo, con libros dispersos, tumbados, recién revisados. Sobre la mesa y en la pantalla, su primera novela: Conspiración en Londres. A partir de ahora, los libreros deberán aclararle a sus clientes que el libro que se llevan —hace muchos años que tiene un lugar asegurado en las vidrieras— no es de historia, o sí, pero hay algo más: ficción. ¿Importa acaso? Para Pigna, no tanto. De hecho, a lo largo de esta conversación dirá que lo que buscó con esta novela fue abstraerse, escaparse, volar.

“Lo que realmente no soporta es tener que viajar con Rivadavia. Cuando recibió la noticia, estuvo a un tris de bajarse él también de la misión, incluso si eso significaba tener que ir preso. Una vez más su amigo Anchorena tuvo que hacerle entrar en razón. ‘Para que el plan no termine en un desastre para las Provincias Unidas es importante que usted sea parte de la comitiva’, le dijo. Y fue todavía más contundente: ‘No le dé más vueltas al asunto, Manuel. Por mucho que le pese, no está en condiciones de echarse atrás’”, escribe Pigna en lo que no es su primera incursión en ficción: ya publicó dos libros para chicos: Los cuentos del abuelo José y Los cuentos de don Manuel.

“Cada vez que escribía una biografía me quedaba con ganas de ahondar un poco más en la psicología del protagonista, qué le podía pasar por la cabeza, qué diálogos podía tener con otras personas. Fue un desafío que me encantó. Me sentí muy libre. Y sin modificar los hechos históricos, porque había un compromiso conmigo mismo de no cambiar la historia; en todo caso agregarle cosas, ponerle más color. Porque la historia de por sí ya es muy potente y tiene algunos indicios de dramaturgia interesante: dos que se odian, tienen una misión juntos, empiezan mal y tienen que seguir aunque no se banquen. Además, un año fascinante para Argentina y el mundo: 1815”.

“Después es, simplemente, el trabajo de darle forma de novela”, y se ríe. Recuerda las complicaciones de tamaño labor. Le pasa siempre, no solo con este libro. Queda “enfrascado” en la época, incluso una vez cerrado el cuaderno y la notebook. Como la vez que estaba escribiendo sobre la década del treinta y a la noche sale a cenar con su familia. Se acerca una mujer, le pide un autógrafo. Él lo hace con la amabilidad que lo caracteriza y en la fecha, inconsciente, le pone: 4 de abril de 1933. ”¡Cualquiera!“, se ríe. ”Bueno, por suerte, porque me permite un nivel de abstracción interesante. Escribir es una bendición. Una gran posibilidad de armarte un mundo paralelo”.

Si bien en la novela hay mucha valentía narrada, también titubeo, temor, incluso pánico. “La duda es algo que no se permite mucho la historia clásica. Estamos hablando de seres humanos”, dice Pigna y recuerda una carta de San Martín antes de cruzar Los Andes. “Le dice a un amigo: ‘lo que no me deja dormir son esos montes’. Es una carta hermosa. Esos montes son la Cordillera de los Andes. Estaba bastante seguro de sus capacidades, de su tropa, pero la naturaleza le ponía por delante la segunda cordillera más alta del mundo y por lo tanto se permitía dudar, por supuesto, de cómo iba a salir toda esa locura. Traté de que quede claro en el libro también”, sostiene.

En la más temprana biblioteca de Felipe Pigna había mucha ficción. “Soy un chico de los sesenta”, aclara. Mucha historieta: Hugo Pratt, Breccia, Oesterheld, Solano López, revistas como D’artagnan y Skorpio, “Argentina es potencia mundial”. La colección Robin Hood: “libros de aventuras que nos formaron mucho”. El primer gran libro lo leyó a los doce, por influencia de su hermana: Historias de cronopios y de famas, de Cortázar: “un libro delirante y hermoso”. “Y de ahí no paré. La ficción siempre me acompaña. Siempre que viajo me llevo un libro de ficción. Para este libro leí mucho Shakespeare. Belgrano era un gran lector de Shakespeare, fue un gran inspirador para él”.

No es esa la sensación que le viene a la mente cuando piensa en el gobierno actual. “Estoy muy preocupado, como todo el mundo. Y muy asustado”, dice. “Sobre todo en la rapidez con que se van liquidando cosas muy importantes como la salud, la educación pública, la cultura. Lo más preocupante quizás es que hay cierto consenso con este arrasamiento que estamos viviendo. La Argentina es una potencia cultural, por lo menos hasta ahora lo ha sido. Y eso no lo deberíamos perder bajo ningún punto de vista. Es un país que ha producido y produce grandes escritores, grandes músicos, poetas, literatos, teatro y cine de primera calidad. Todo eso está en riesgo, y es una pena”.

“Pero soy optimista, siempre. Tengo un porfiado optimismo”, dice y se sonríe. “A veces no tenés muchos motivos, pero uno vivió tantas cosas: la dictadura, la hiperinflación, el 2001... Este país tiene una capacidad de recuperación muy fuerte, que tiene que ver con la gente, no tanto con la clase política, que en general decepciona muchísimo. La gente ha tenido una voluntad de reconstrucción muy potente. Y creo que no va a ser la excepción esta vez. Va a ser una reconstrucción difícil cuando esto pase, pero tengo fe en que eso pueda ocurrir. Siento que hay solidaridades más allá de lo que uno vive con el ambiente cultural, que está muy cohesionado en este momento”.

Fuente: telam

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