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11/12/2024

Los primeros en las cimas del mundo: la historia de los pioneros en hacer cumbre en el Everest y el Aconcagua

Fuente: telam

El 29 de mayo de 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay se convirtieron en las primeras personas en alcanzar la cumbre del Everest y volver para contarlo. El 14 de enero de 1897, Matthias Zurbriggen fue el primero en subir al techo de América. Sus historias en el Día Internacional de las Montañas

>Uno de los grandes retos que se impuso el ser humano, es haber desafiado a las montañas. Colosales, imponentes y, a veces, despiadadas, el Monte Everest y el Aconcagua son las cumbres más deseadas por los montañistas y se erigen como testigos de los primeros esfuerzos por tocar el cielo.

Estas dos colosales montañas son sinónimo de desafíos únicos: el extremo clima del Everest hasta los cambios repentinos de tiempo en el Aconcagua dicen que ninguna es una más, más allá de su altura. Cada una simboliza los límites de la resistencia humana y las complejidades del montañismo en ambientes extremos.

En 1924, el Everest ya era un sueño que dejaba insomne a los alpinistas. Uno de ellos fue George Mallory, un maestro británico apasionado por las alturas que emprendió la tercera expedición británica para conquistar la cima junto a Andrew Irvine, un joven ingeniero con poca experiencia, pero que ostentaba gran determinación para ese desafío. Antes de partir, a Mallory le preguntaron por qué quería subir esa montaña y dijo la frase que se convirtió en un emblema del montañismo: “¡Porque está ahí!”.

Inspirados por ellos, 29 años más tarde, se logró la primera cumbre: en 1953, el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, consiguieron un hito que marcó el inicio de numerosas expediciones exitosas y otras no tanto. Ellos marcaron la diferencia: tenían un equipo mejor preparado, oxígeno suplementario y la experiencia acumulada durante años de expediciones hicieron que el 29 de mayo hicieran cumbre.

Hillary era un apicultor y regresó a Nueva Zelanda como un héroe nacional. Tenzing, hijo de pastores tibetanos, fue celebrado como un símbolo de la resistencia de su pueblo. A pesar de las diferencias culturales, la amistad entre ellos se convirtió en un testimonio del trabajo en equipo.

Hillary dedicó gran parte de su tiempo a trabajar en proyectos humanitarios en Nepal, especialmente ayudando a las comunidades sherpas. Fundó el Himalayan Trust, una organización que construyó escuelas, hospitales y puentes en la región del Khumbu. No dejó de lado las expediciones: en 1958, participó en la Commonwealth Trans-Antarctic Expedition, y se convirtió en la primera persona en llegar al Polo Sur en vehículos terrestres desde 1911.

Por estos logros, Hillary fue nombrado caballero por la reina Isabel II y se convirtió en un embajador del montañismo y la conservación ambiental. Además, escribió varios libros sobre sus experiencias y dio conferencias para inspirar a otros.

Su trabajo lo hizo merecedor de distintos reconocimientos y fue celebrado en India, Nepal y el Reino Unido. Recibió la George Medal del Reino Unido y otros reconocimientos internacionales. También escribió sus memorias: en 1955 publicó su autobiografía “Man of Everest” (conocida como “Tiger of the Snows”), donde narró su experiencia en el Everest y su vida como sherpa. Al igual que Hillary, apoyó a su comunidad, aunque con menos recursos internacionales.

En 1974, Hillary dio una entrevista en la que contó detalles de la peligrosa escalada y qué lo motivó. “Creo que mi primer pensamiento al llegar a la cumbre fue, por supuesto, que estaba muy, muy contento de estar allí, naturalmente, pero también que me llevé una pequeña sorpresa. Me sorprendió un poco que allí estuviera yo, Ed Hillary, en la cima del monte Everest. Después de todo, esa es la ambición de la mayoría de los alpinistas”.

Según las estadísticas, hasta 2022, más de 6.000 personas alcanzaron la cumbre. Sin embargo, la montaña también se cobró la vida de unas 300 personas y eso la convierte en uno de los lugares más peligrosos debido a avalanchas, caídas y el “mal de altura” que aqueja a los montañistas. Aún, muchos cuerpos permanecen en la montaña debido a la dificultad de recuperarlos.

A 6.962 metros sobre el nivel del mar, el Aconcagua es el pico más prominente de los hemisferios meridional y occidental, el más alto de la Tierra después del sistema de los Himalayas (Asia) y el más alto de América. Aunque el británico Edward FitzGerald (1871-1931) lideró a la primera expedición en realizar la primera ascensión, en 1897, el pionero en hacer cumbre el 14 de enero fue el guía de montaña suizo de espíritu indomable, Matthias Zurbriggen, a los 40 años; otros dos miembros del grupo llegaron a la cima unos días después. Desde entonces, es el destino popular para alpinistas de todo el mundo.

Zurbriggen, de 41 años, formaba parte de una expedición liderada por FitzGerald, un aristócrata que aspiraba a la cima, sin embargo, algunos problemas de salud y el agotamiento generalizado lo obligaron a ceder esa posta al británico. Ese 14 de enero, tras una ascensión en solitario —como estaba acostumbrado en Los Alpes—, Matthias se convirtió en el primero en llegar al techo de América.

Lo hizo como un hombre de pocos recursos pero con mucha determinación. Lo dice su historia personal marcada por la pobreza y el trabajo duro. Eso lo diferenciaba de FitzGerald, quien financió la expedición.

Según las estadísticas, unas 4.000 personas intentan escalar el Aconcagua cada año y más de 65.000 lo lograron. En esta montaña, la tasa de mortalidad es inferior a la del Everest: hasta el momento, fueron 140 las personas fallecidas registradas, principalmente debido al mal de altura y a condiciones climáticas extremas.

El legado de estos pioneros no pasa solo por haber pisado la cima de las montañas más altas sino por seguir inspirando a generaciones de alpinistas a soñar con lo imposible.

Fuente: telam

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